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Toyota Supra A90 Edition, a prueba: sabor alemán, espíritu nipón

Reinterpretar un mito del automovilismo no es fácil, y más aún cuando se trata de coches deportivos. Por ello la recuperación del Supra a través de una estrecha colaboración entre BMW y Toyota nunca estuvo exenta de polémica, ni lo dejará de estar. El Supra es por derecho un deportivo de culto, un coche que necesitaba el mercado y Toyota, y es por ello por lo que hoy en Diariomotor ponemos a prueba al Toyota Supra en su exclusiva versión A90 Edition. No es una prueba fácil para un petrolhead, pero si me acompañáis a lo largo de los siguientes párrafos os descubriré lo mejor y peor de un Supra que despierta amores y odios a partes iguales.


BMW Z4 y Toyota Supra comparten el grueso de sus componentes, siendo esto un motivo de alegrías para unos, pero de gran enfado para otros


El nacimiento de la quinta generación del Toyota Supra no ha podido ser más sonado, y es que el descubrimiento de un Supra con tanto de BMW no es fácil de encajar de primeras. Sabíamos que Toyota y Gazoo Racing pretendían crear un coche a su estilo, con el espíritu de ambas firmas, pero ni con esas los puristas perdonaron encontrar un 6 cilindros 100% BMW y un cambio automático por convertidor de par como única opción. Está claro que los puristas es el mercado más difícil de convencer, y aunque no seré yo quien diga que no echa de menos un 2JZ o un cambio manual para el 6 en línea, no puedo negar la evidencia de que los tiempos han cambiado y los deportivos también deben hacerlo.

Dicho esto, el nuevo Toyota Supra se descubre ante mí como una de las creaciones más conseguidas de las últimas décadas, más aún en esta configuracion exclusiva de la serie especial A90 Edition que nos ha cedido Toyota España. Su diseño exterior es la materialización del prototipo FT-1 Concept, y solo contemplarlo en vivo y en directo ya es toda una experiencia. Derrocha personalidad en cada detalle, en cada trazo, en cada curva, en cada toma de aire – no funcional -, en ese techo de doble burbuja, en esa trasera tan conceptual o en esas ópticas que lo hacen reconocible a kilómetros de distancia. Lo diré una y mil veces, más allá de sus prestaciones y comportamiento, solo su diseño exterior ya me hacen verlo como un referente actual y futura leyenda. Es precioso, pero sobre todo lo es siendo único e irrepetible, lo cuál no es nada, pero que nada fácil.


Tanto en exterior como en interior, este Supra A90 Edition se ve y se siente especial. Color Storm Grey para la carrocería, piel bitono para el habitáculo.



Una vez nos pasamos al interior es donde empiezan las sensaciones encontradas y el déjà vu constante. Quien haya probado un BMW de las últimas décadas se sentirá rápidamente en un ambiente familiar, y si además ha tenido la suerte de conducir el nuevo BMW Z4, notará como esa sensación se convierte casi en un juego para averiguar las 7 diferencias. Pero ojo, encontrar mandos, botones, sistemas y diseños 100% BMW no es una mala idea, pues a cambio de ello este Supra goza de un nivel de calidad de materiales y ajuste bastante alto, y es que no podemos olvidar que tanto Supra como Z4 son ensamblados al mismo tiempo en las líneas de Magna Steyr en Austria. Los puntos diferenciales se centran únicamente en el cuadro de instrumentos 100% digital, de diseño propio aunque tipografía BMW, la consola central y la zona superior del salpicadero donde además esta unidad lucía la insignia «1/90» que da vida a esta serie especial junto a la firma del presidente de la casa nipona: Akio Toyoda.

Una vez nos acomodamos dentro sentimos que estamos ante un coche realmente bajo, no solo por su altura con respecto de la calzada, sino por el diseño de su techo tipo visera. Hay buena percepción de cuanto nos rodea y mucho margen para alcanzar la postura de conducción óptima, lo que es una noticia más que bienvenida para alturas elevadas. No estamos ante el coche con mejor visibilidad y acceso, pero estamos en un deportivo de verdad y esos hándicaps merece la pena pagarlos. Una vez colocado volante y asiento conforme nuestra posición, es imposible no enamorarse de la vista que ofrece el capó con los pasos de rueda marcados o los retrovisores mostrando claramente la protuberante cadera que da vida a la zaga. Vuelvo a remarcar la percepción de calidad en este punto, y es que todo cuanto tocamos está bien resuelto en tacto y ajuste, luciendo de forma especial en esta combinación de pieles negra y burdeos junto a fibra de carbono.


Es fácil percibir ese regusto a BMW en el Supra, lo que no quita para que sean muchísimos más los beneficios que los inconvenientes


Sin embargo no todo iba a ser perfecto, y es que con el paso de los kilómetros comienzo a percibir que hay dos puntos que no terminan de hacerme sentir cómodo en este Supra. En primer lugar el diseño de su volante, pues echo en falta un diseño más sencillo para el interior del mismo, pero sobre todo algo de acolchado en su aro, un extra de confort que a la hora de sujetar con firmeza la dirección se agradece mucho. Y por otro lado me encuentro un asiento cuyo respaldo se me hace estrecho de más, un punto que me chirría aún más teniendo en cuenta que el asiento del conductor cuenta con regulación eléctrica de la sujeción dorsal, pero ni con esas consigo una posición cómoda para afrontar largos viajes. Y por si os lo estáis preguntando, mido 1.80 y peso 83 Kg, no soy el summun del fitness, pero suelo encajar con facilidad en los asientos…

Y ya que estamos sentados al volante del Toyota Supra, por qué no ponerlo en marcha y darnos un buen paseo. Empezamos el punto álgido de este análisis despertando el 6 en línea «cedido» por BMW, un 3 litros gasolina con turbocompresor, desarrollando 340 CV de potencia máxima y 500 Nm de par. Y solo con arrancarlo ya se percibe una sutil diferencia en tono y en volumen, Gazoo Racing prometió mejorar el sonido y sortear los aguafiestas FAP y lo ha conseguido (escucha el sonido aquí). El despertar recuerda a BMW, pero se percibe más carácter, más escape, y conforme subimos de vueltas esa sensación se acentúa. Pero es cuando activamos el modo Sport cuando definitivamente descubrimos que este motor suena más y mejor, ofreciendo un tono más ronco, con explosiones y petardeos varios. Nada desproporcionado, nada fuera de lugar, pero sí con más carácter que el Z4 al que tanto se asemeja. De hecho, su sonido incluso me gustó más que el del BMW M2 CS que hemos probado recientemente.

 


Hay motor y chasis de sobra en este Supra. Su receta esconde bastante margen para seguir subiendo el listón y Gazoo Racing lo sabe


El motor es una delicia y sienta como un guante al Supra. Se nota que es un coche hecho a medida, acompañándose chasis y mecánica en todo momento, con bastante diversión y buenas maneras, incluso en el modo Sport. El motor brila por su elasticidad y su empuje, tienes tacógrafo de sobra para exprimir cada caballo, añadiendo 8 relaciones que te hacen la vida muy sencilla y que se muestran bien escalonadas para exprimir cada caballo que sale desbocado por el cigueñal. Jugando con los controles y ayudas pronto me doy cuenta de que este Supra ofrece mucho agarre y control, para mi gusto demasiado, mostrando su mejor cara en modo Sport y con los controles en su modo más permisivo. Y es entonces cuando vuelve ese déjà vu, recuperando esas sensaciones que he visto antes en el Z4, donde la electrónica corta de forma demasiado tajante como para divertirse si vas con todo activado, y con un grupo motopropulsor que mueve las ruedas traseras con carácter, pero sin desmadres. Sin ser un GT, el Supra genera diversión bajo una gran sensación de control, algo que por ejemplo no ocurre en la saga M2.

La polémica del cambio se resuelve rápido, por lo menos en mi caso. La caja ZF por convertidor de par es lo suficientemente rápida para una conducción deportiva. Dicho esto la exigencia continuada no es su fuerte y tarte o temprano desobedece en las reducciones al límite. Ni es un cambio manual, ni tampoco un buen doble embrague, pero para el 90% de los usos es una transmisión más que satisfactoria. En la dirección encontramos otro punto fuerte del Supra, con buen tacto y comunicación, una dirección rápida que nos ayuda a la hora de encadenar curvas a buen ritmo y que me dejó mejor sabor de boca que la del Z4. Las suspensiones son otro punto donde el Supra saca a relucir ese carácter más BMW, con un soporte del coche sobresaliente ante cualquier giro por acusado que sea, leyendo el firme con gran acierto pero con una primera zona de trabajo que hacen al coche algo rebotón de más. Tiene una puesta a punto más deportiva que la del Z4, y se nota a poco que forzamos el chasis, pero la realidad es que nos encontramos con un coche que ofrece un nivel de confort bastante elevado para su planteamiento, por lo que permite viajar con él sin problema alguno.

Y para terminar llegamos a un punto tan relevante como frenos y neumáticos, encontrando tacto y potencia notables en el caso de los frenos, ofreciendo un rendimiento a las alturas de las circunstancias. Para los neumáticos se recurre a Michelin y sus Pilot Super Sport, lo que se traduce en agarre de sobra y un buen comportamiento al límite. Solo hay que andar con ojo en firmes deslizantes por culpa de suciedad o agua, pues ahí podemos encontrarnos con una trasera algo más nerviosa. En seco todo lo contrario, hay mucha confianza.


El Supra es un deportivo sin rivales directos, aunque sí con muchas e interesantes alternativas


Conocidas las cartas de este Toyota Supra llega el momento de posicionarlo en el mercado, y ahí es donde nos encontramos un deportivo que rivales directos no conoce más allá de un mucho más barato Nissan 370Z que está contando los días para abandonar el mercado europeo. Pero si miramos más allá, este Supra sí que posee muchas alternativas, y muy buenas todo sea dichoBMW Z4 y BMW M2 Competition son sus alternativas más claras, el primero por compartir el grueso de elementos, el segundo por llevar bastante más allá la «receta» del Supra. Y si miramos todavía más allá descubrimos desde un Ford Mustang V8 hasta a un Audi TTS, pasando por los Porsche 718 Cayman y Alpine A110S si queremos un motor central-trasero. Como decíamos, rivales directos casi ni existen, sin embargo en una compra tan pasional como esta debemos tener en cuenta que el mercado ofrece muchas formas de entender la deportividad.

Por lo tanto este deportivo es bastante especial, y eso sin que olvidemos el hecho de que tiene mucho de BMW. Pero ay amigos, ojalá todos los problemas fuesen esos, porque el resultado es que este Supra A90 me atrevo a considerarlo como uno de los mejores deportivos que se pueden comprar hoy. Así que sí, este nuevo Supra me ha convencido, aunque no enamorado ojo. Y es que para poder hablar de flechazo aún necesito ver más… porque si algo me ha quedado claro tras esta prueba, es que este Supra aún no ha dicho su última palabra.

Fuente: Diario Motor

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